lunes, 25 de febrero de 2013

Deliciosa Salsa de tomate frito casero como la hace mi madre

No hay nada más rico que una buena salsa de tomate casera, de esas que hace mi madre, que no es por nada, pero es el mejor tomate frito casero que he probado nunca. Si no, pregúntadle a mi cuñada Angy que cuando mi madre lo hace se lo come a cucharadas. "Ani, que bueno que está tu tomate frito. No he comido nunca uno igual. A mí, ni siguiendo tu receta me sale igual". Y es verdad, aunque me sale muy bueno, no sé que le hace ella que le sale de vicio.

Y es que no hay nada más rico que una buena salsa de tomate casera. Yo cuando la hago, cocino cantidad, aprovechándome de los tomates del huerto de mi suegro, y los envaso al vacío en tarritos de cristal o la congelo. En el mercado existen muchas marcas de tomate frito. La salsa de tomate al estilo casero del Mercadona, sin ir más lejos, está buenísima y a mi más de una vez me ha sacado de un apuro. Pero como la casera, ninguna... al menos para mí.

Ingredientes: 
1 kg de tomates maduros de calidad
1 cebolla mediana
1 pimiento verde pequeño
Unas cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra.
2 cucharadas de azúcar y una de sal

Preparación:
Primero que nada preparamos los tomates. Los lavamos bien, los pelamos, los limpiamos de semillas y los troceamos. Hacemos lo propio con el pimiento y cortamos en juliana la cebolla (a mi madre le encanta cortar las verduras en juliana, yo, en cambio, troceo más, jeje).

Ponemos al fuego una sartén grande y alta y echamos el aceite. Sofreímos primero la cebolla y el pimiento y cuando están pochaditos añadimos los tomates. Salamos y añadimos una par de cucharadillas de azúcar o un par de pastillas de sacarina si vemos que son muy ácidos. Dejamos que se vayan haciendo a fuego medio y que vayan soltando el agua, moviendo de vez en cuando. Hay que hacer ésto hasta que pierden todo el agua.

Cuando el tomate se va quedando reducido, tenemos que moverlo más a menudo para evitar que se queme y se pegue al fondo. Cuando ha perdido todo el agua, dejamos que se enfríen un poco para luego pasar por el chino o un pasapurés. Y ya está nuestra salsa casera... Lista para unos macarrones, para unas berenjenas o para cuajarle un huevo que es como más me gusta a mi.

NOTA: Una vez hecha, podemos guardarlas en tarros de cristal y congelarlos (no llenéis hasta arriba porque pueden reventar una vez congeladas, dejadles un dedito)  o que los ponemos al baño maría durante una hora y los guardamos en nuestra despensa.

Música de acompañamieto: Hoy dejo una hermosa creación, de aire nostálgico, en el que el compositor del melodrama Tomates verdes fritos (una gran película) emplea bellas melodías para hacer una evocación del pasado, pero entrelazándolo con los acontecimientos del presente, de tal modo que la música unifica los dos elementos temporales del filme.

Canción: The whistle stop café de THOMAS NEWMAN

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